5.11.10

Todo mal

Unos compas de la escuela de cine del gobierno cuentan la increíble y tragicómica historia de una chava bien pero bien PERO BIEN PERO BIENNNNN pesimista. Todo lo que hace le sale mal. La gente la deja esperando un ratotototOTOTOTOTOTE, si no la hubieron dejado plantada. Nunca duerme bien, el clima siempre le afecta. Una vez trató de hacer pasta y se le batió toda.

¡Uuuuy! Pero, una vez, cocinó lasagna. De vegetales. Al respecto, declara: "Esa sí que era una porquería".

29.10.10

Tres hipótesis sobre Luzmila Carpio

De nuevo, voy a decir la verdad (aunque esta, la verdad, no importe mucho): El teléfono que acabo de perder, o que me robaron, fue un regalo de cumpleaños que mi mamá encontró tirado en la central del norte. Qué puedo decir, más que se cruzaron los karmas. Igual que cuando, hace poco, me fue otorgado el privilegio, por decirlo así, de adoptar y proteger un dispositivo reproductor de música quedado huérfano por accidente, negligencia o cualquier afortunado incidente, que desconozco. Furiosamente, practicando la oportunidad de proteger el dispositivo, dediqué las posteriores mañanas enteras a restaurar y ocupar con música toda su capacidad. Música que respaldé, en 15 CDs, antes de darle fatal formato a mi anterior computadora portátil; por lo que se trata, en su mayoría, de canciones con fecha anterior a 2006 (gulp).

Entre esas músicas, encontré un disco de Luzmila Carpio que un antiguo compañero de casa me compartió (porque eso hizo y así se dice). 14 canciones que disfruto mucho, especialmente esa que hace música con la imitación de los sonidos de un paisaje campestre. Canciones que delatan el chairo pulgarcito que llevo en mí, y de las cuales dezconosco los títulos pues olvidé registrarlos durante la importación, ptrrrrr.

El otro día, mientras mi actual compañera de casa y yo disfrutábamos del café matutino, escuchábamos el disco ese, porque así lo decidí, mientras comenzamos a suponer qué podría traducirse de la letra de esas canciones, interpretadas en Quéchua.

Suposición 1, la folclórica espiritual: "Mirad los peces nadar en el río/ de agua tan cristalina/ que es invisible/ que sólo puede tocarse"

Hipótesis 2, la folclórica contestataria: "Pueblo mío/ que de tu tierra nos permites cosechar la sagrada coca/ protégenos"

Hipótesis 3, la de mal gusto, que no tiene por qué descartarse: "Lavando ropa junto al río /maldigo al tercer mundo/ yo sólo quiero mi lavadora/ y mi refrigerador/ Mi marido/ borracho/ me golpeó de nuevo"

29.9.10

No muy comprometedor

Al fin encontré algo que puedo postear sin sentirme comprometido ni recurrir al viejo y predecible me contó un amigo de un amigo que le pasó a un amigo de otro amigo de éste último.

Hoy me levanté a las 7 am para ir a una clase ni optativa ni obligatoria para mí, en una escuela en la que ni estudio, y que es mejor conocida (un poco exageradamente) como la competencia de la mía. La imparte Álvaro Enrigue, a la generación de alumnos conocida como los farinelis, en el CCC. Desconozco el título de la materia. Sólo sé que se trata de leer. Así me la describió un compa: Es clase de lectura. Leemos y comentamos.

Para esta semana, la tarea fue leer El origen de la tragedia.

Cuando llegamos, la clase ya había comenzado. Enrigue hablaba sobre algo que no era Nietszche. Cuando retomó el tema de la clase, llegó un momento en el que preguntó por la unidad nitzcheana y la necesidad de ser uno mismo. A continuación comparto una de sus valiosas enseñanzas:

"¿Alguien no leyó? Se vale, siendo nitzcheano, no leer. Me facilita la clase. Pueden decir que no leyeron porque estaban viviendo. Como Salcido (sonrisas de irnonía), ¿supieron? Que se fue de reven y ligó con un travesti. ¿Se imaginan lo que va a sentir la próxima vez que entre a la cancha?".

Risas.

15.5.10

Un ejemplo.

Hay unas escaleras eléctricas. Cuando funcionan, uno las puede usar para descender. Están en una estación del metro que pertenece a dos líneas. Como mucha gente cambia de línea, en ambas direcciones, la estación tiende a contener multitudes.

Cuando las escaleras no funcionan, cunde la decepción, y el tumulto de gente pisotea furiosa la máquina parada. Todos menos uno, el día de hoy; uno que ha decidido, porque perdió el rumbo o porque encontró uno más rápido, subir las afectadas escaleras eléctricas que normalmente bajan. Uno solito, en contra del tsunami de personas decepcionadas que pisoteamos furiosas los inservibles escalones. al menos, ese uno está feliz. Se le notaba. Bien satisfechote.

27.1.10

Miércoles


No me gusta estar en casa mientras la señora Connie se dedica a limpiar. Un compa (bueno, el ouei que me hospedó durante aquel primer festival de Morelia), le decía a la chava que limpiaba su depa "la alegría de este hogar", pero a mi no me gusta escuchar la ke buena durante cuatro horas.

Por eso, antes de que llegue doña Connie al depa, le dejo su dinero en la cocina, tomo un cuaderno (tomaría una lapop, pero pus...), me aseguro de llevar audífonos, algo para leer, tal vez uno o dos objetivos en los cuales trabajar, y termino en una cafetería cercana donde me echo dos chai lattes mientras invierto mi tiempo.

Y vaya que lo invierto. Si algo en estas últimas dos semanas puede ser considerado una verdadera inversión en mi vida, se trata de: Mi discreto negocio de sandwiches, entre dos compañeros de la escuela y yo, y las tardes de los miércoles.

Pensar, escribir, leer, respirar tranquilo, en un lugar silencioso (de esos que ya casi ni existen), y terminar cumpliendo con los textos con que había quedado, además de configurar la idea para una tarea y diseñar las clases que pronto comenzaré a impartir.

Así sí me gusta que oña Connie limpie los miércoles.

17.1.10

Comercial de desodorante en vivo

A tooooodos nos pasa que traemos la música por dentro y nos pasan cmerciales musicalizados y videoclips en la mera nariz.

Este me pasó el otro día, antes de encontrarme con unos compas pa ir a un toquín, sin albur. si lo contara en vivo y con unas chelas encime, me quedaría más o menos así:

Corte a: Voy pasando, ¿no? Por la calle, ¿no? Rumbo al metrobús (aunque igual y ese detalle ni importa). Entonces, traigo los audífonos, y suena Hello Goodbye. Pero no vengo cantando (cosa rara, lo sé). Hasta que llega mi parte favorita, ¿no? Esa de Hello, hello, ¿no? "I don't know why you say goodbye I say hello...hello HELLO". Pero, tantitito antes de eso, bien sincronizado y en cue, pasa el güero: Un cabrón con una espaldota y unos ojotes, vestido todo bonito con suetersito beige y pantalón de vestir negro y zapatos y toda la elegancia. Cruzando frente a mi, como si deseara olerme las axilas recién perfumadas. La oreja le queda justo en mi boca, en el momento en que me decido a cantar: Hhhheeeelloooowwwwww (cámara lenta, pues). Hello, hello, y sus ojos zules se clavan en los míos mientras decido sonreír y continuar mi camino, ante la angustiada y confundida cara del efímero prospecto.

Bailecito hawaiano rumbo al metrobús. Fade out.

Tengo alma, pero no soy un soldado.

La belleza está donde uno la encuentra.