A mí me gusta tanto viajar, que hasta siento que viajo cuando voy en peseros y cualquier otro transporte público no subterráneo.
Justo en cuanto salgo del conjunto habitacional donde ahora vivo (proximamente peda de inaugureichon), pasa el camión que me deja presto en la puerta de la unam, a un ladito de la estación del metro universidad. Me encanta la idea de cruzar la entrada de Villas del pedregal y no tener que levantar mi bracito para que se abra la puerta del camión y subir para comenzar mi jornada diaria. Lo que no me gusta es que pasen cinco minutos y el camión no haya avanzado ni cien metros por estar atorado en el periférico detenido.
Hoy encontré una ruta alternativa, por la cual hago mucho menos tiempo con tan sólo caminar unas cuantas cuadras y tomar un pesero que se lanza por otro camino. Pero ni la ruta tardada ni la que es más rápida se comparan a los cinco minutos que hacía de mi ex casa a la escuela. Sin embargo, el camino nuevo permite una mayor contemplación de los alrededores de periférico sur, así como un poquito más de tiempo pa revisar el periódico antes de entrar a clases...
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...qué palabra tan rara esa de clases. Espero no aburrirme pronto, aunque me deje de interesar la escuela por fijarme más en el camino hacia ella.