Amenizando la hora de comida, parado en el marco de la puerta de la fonda donde comí hoy, estaba un harapiento y despeinado cantante, cuya voz encaminó mis pasos hasta la mesa donde me senté, para escucharlo mejor durante todo el rato que se pudiera.
Se echó una ranchera, una josejosiana y las agujetas de color de rosa. Se presentó, se disculpó, paso por cada mesa para recibir las monedas que cada quien se prestara a darle y se fue.
La fonda quedó en silencio, que es cuando uno comienza a percibir cosas que normalmente no se puede.
En eso, se escucharon. Tenía mucho sin oirlas. También sin verlas. Las había visto en su versión satirizada e internacional, solamente. Pero llevaba mucho sin percibirlas en horario de comida y región cuatro. Eran ellas:
Las noticias.
Violencia, accidentes, chismes de los "famosos" y comerciales. Sí, eran ellas, igualitas que siempre.
Niño a su mamá: ¿de verdad esas son las noticias?
3 comentarios:
Joijoroijoijoi... sí, las noticias con pan son menos.
LAs noticias son taaaaaan diferentes [inserte sarcasmo aqui], que lo unico nuevo parecen ser las mangas del chaleco...
Saludos!!!
Amigo, amigo, amigo...
Creo que hoy me animaré a leer el periódico, a ver qué onda.
Héctor, NO PUEDO ENTRAR A TU BLOG OUEIIIIII
Publicar un comentario