Hay unas escaleras eléctricas. Cuando funcionan, uno las puede usar para descender. Están en una estación del metro que pertenece a dos líneas. Como mucha gente cambia de línea, en ambas direcciones, la estación tiende a contener multitudes.
Cuando las escaleras no funcionan, cunde la decepción, y el tumulto de gente pisotea furiosa la máquina parada. Todos menos uno, el día de hoy; uno que ha decidido, porque perdió el rumbo o porque encontró uno más rápido, subir las afectadas escaleras eléctricas que normalmente bajan. Uno solito, en contra del tsunami de personas decepcionadas que pisoteamos furiosas los inservibles escalones. al menos, ese uno está feliz. Se le notaba. Bien satisfechote.
Hay llamas que ni con el mar
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Hace 744 días me reí con mi papá por última vez.
Hace 743 días me dio el Cristo que siempre llevaba al cuello para que se lo
cuidara en lo que se lo pod...
Hace 4 semanas.
1 comentario:
Esos felices son los que me hacen pensar en que no tengo porque amargarme, ni desquitarme con la escalera..jejejee…abrazos!
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