Hoy me levanté a las 7 am para ir a una clase ni optativa ni obligatoria para mí, en una escuela en la que ni estudio, y que es mejor conocida (un poco exageradamente) como la competencia de la mía. La imparte Álvaro Enrigue, a la generación de alumnos conocida como los farinelis, en el CCC. Desconozco el título de la materia. Sólo sé que se trata de leer. Así me la describió un compa: Es clase de lectura. Leemos y comentamos.
Para esta semana, la tarea fue leer El origen de la tragedia.
Cuando llegamos, la clase ya había comenzado. Enrigue hablaba sobre algo que no era Nietszche. Cuando retomó el tema de la clase, llegó un momento en el que preguntó por la unidad nitzcheana y la necesidad de ser uno mismo. A continuación comparto una de sus valiosas enseñanzas:
"¿Alguien no leyó? Se vale, siendo nitzcheano, no leer. Me facilita la clase. Pueden decir que no leyeron porque estaban viviendo. Como Salcido (sonrisas de irnonía), ¿supieron? Que se fue de reven y ligó con un travesti. ¿Se imaginan lo que va a sentir la próxima vez que entre a la cancha?".
Risas.
2 comentarios:
Je, bonita forma de ligar temas que tiene tu maestro (?).
Salcido, ese super hombre.
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Debo confesarte que he estado leyendo tus entradas desde hace unas dos horas-intercalando con ver las piernas de una mujer que está sentada enfrente de mí en el café- y me ha gustado mucho. Luego,pa'cabar de "amolarla" veo en tus intereses y te gustan tantas cosas geniales.
Te has ganado un lector asiduo, no que importe mucho, pero bueno, lo hago saber.
tarde pero llego, buena forma didactica...saludos!
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