29.9.09

Canté, comí, me informé y me fui a trabajar.

Suelo caminar mucho por la calle de Coahuila, desde que vivo en la Roma, porque en ella está el cajero de mi preferencia más cercano, un restaurant norteño donde sirven una machaca con huevo bastante rica, un restaurant colombiano que, quién sabe por qué -pero me hace reír-, se llama "La ciénaga", la heladería cubana y montones de fondas baratas pa comer.

Amenizando la hora de comida, parado en el marco de la puerta de la fonda donde comí hoy, estaba un harapiento y despeinado cantante, cuya voz encaminó mis pasos hasta la mesa donde me senté, para escucharlo mejor durante todo el rato que se pudiera.

Se echó una ranchera, una josejosiana y las agujetas de color de rosa. Se presentó, se disculpó, paso por cada mesa para recibir las monedas que cada quien se prestara a darle y se fue.

La fonda quedó en silencio, que es cuando uno comienza a percibir cosas que normalmente no se puede.

En eso, se escucharon. Tenía mucho sin oirlas. También sin verlas. Las había visto en su versión satirizada e internacional, solamente. Pero llevaba mucho sin percibirlas en horario de comida y región cuatro. Eran ellas:

Las noticias.

Violencia, accidentes, chismes de los "famosos" y comerciales. Sí, eran ellas, igualitas que siempre.

Niño a su mamá: ¿de verdad esas son las noticias?

5.9.09

Primera mañana postsexual

Desvelado; detenido a causa del tránsito vehicular; con los hombros doloridos y los párpados pesaaados pesaaados; oyendo en la radio una canción que le gusta; cansado, pero despierto; feliz por recordar las horas despiertas de la noche anterior.

Tengo alma, pero no soy un soldado.

La belleza está donde uno la encuentra.