29.9.10

No muy comprometedor

Al fin encontré algo que puedo postear sin sentirme comprometido ni recurrir al viejo y predecible me contó un amigo de un amigo que le pasó a un amigo de otro amigo de éste último.

Hoy me levanté a las 7 am para ir a una clase ni optativa ni obligatoria para mí, en una escuela en la que ni estudio, y que es mejor conocida (un poco exageradamente) como la competencia de la mía. La imparte Álvaro Enrigue, a la generación de alumnos conocida como los farinelis, en el CCC. Desconozco el título de la materia. Sólo sé que se trata de leer. Así me la describió un compa: Es clase de lectura. Leemos y comentamos.

Para esta semana, la tarea fue leer El origen de la tragedia.

Cuando llegamos, la clase ya había comenzado. Enrigue hablaba sobre algo que no era Nietszche. Cuando retomó el tema de la clase, llegó un momento en el que preguntó por la unidad nitzcheana y la necesidad de ser uno mismo. A continuación comparto una de sus valiosas enseñanzas:

"¿Alguien no leyó? Se vale, siendo nitzcheano, no leer. Me facilita la clase. Pueden decir que no leyeron porque estaban viviendo. Como Salcido (sonrisas de irnonía), ¿supieron? Que se fue de reven y ligó con un travesti. ¿Se imaginan lo que va a sentir la próxima vez que entre a la cancha?".

Risas.

Tengo alma, pero no soy un soldado.

La belleza está donde uno la encuentra.