23.6.09

El sistema de las estrellas

11:00 - Traigo puestos los lentes oscuros. Me faltan el saco y el moño. Los zapatos también los traigo puestos. Estoy en la azotea de mi mansión gringa, al borde de una playa tranquila. El calor me ha despertado.

11:35 - En la charola del desayuno está mi teléfono, junto al jugo de toronja fresco y el pan tostado con mermelada y queso filadelfia, de Philadelphia. Suena el timbre y tengo que levantarme para contestar. Digo que sí, que estaré esta noche en la otra fiesta de la entrega de premios, que no me la perdería por nada del mundo cariño, preciosa, darling, en puntas.

13:00 - Me duermo.

21:00 - Despierto por el ruido de la limosina que llega por mi. Entro a la regadera sin prisas, tomo una ducha caliente y relajante. Me meto en el traje nuevo, recién llegado del taller de who ever his gay name is fashionable. No olvido los lentes oscuros.

22:00 - Hacemos una escala técnica en whatever the bar is fashionable, para tomar unos tragos con medio Hollywood. Terminamos todos apretados en la limo. Georgie hace una broma sobre sentirse en la noche de su promp y los demás se cagan, borrachos, de la risa.

00:00 - Llegamos al gran evento, suficientemente tarde como para ser vistos sin ser odiados. Dejo de ver a los seres con quienes llegué por perderme entre las celebridades. Alguien cae a la alberca. Se queda dentro, se desnuda, se le baja la peda y comienza a llorar. Alguien toma nota en su blackberry: se trata de un gran argumento para una nueva película sobre las decadencias de la gente del espectáculo.

11:00 - Despierto sin zapatos ni moño ni saco, acostado encima de las carnes desnudas de un temible pero galansísimo desconocido. Salgo de la mansión sin molestarme por ir descalzo, tomo el taxi que Danny, el mayordomo, ha pedido para mí. Me advierte que no lo ha pagado y no me molesto. El taxista me lleva hasta mi casa, y me da a elegir entre cobrarme en efectivo o con una foto junto a él. Al día siguiente, su perfil de facebook aparece actualizado.

Y todo esto sin gastar ni un penny.

12.6.09

Morfeo no hace tríos.

La emoción del romance y los ronquidos del galán le roban el sueño.
Cuando por fin logra dormir, es porque el galán comienza a sufrir un terrible insomnio, una tortura provocada por una constante rayadura de disco en su cabeza: ¿acaso esto sí va a funcionar?
Así se representa el desbalance de una aventura.

Tengo alma, pero no soy un soldado.

La belleza está donde uno la encuentra.