Al final de cuentas, resultó que la muela que de verdad me molesta está infectada de un como-se-diga, por lo que debo tomar un antibiótico carísimo (que hasta con el doctor simi es caro) y ese analgésico de nombre tan cagado: ketorolaco.
Hablé con la doctora Valle la noche de ayer: mira, mañana a mí me toca guardia, pero ve como a las doce y a ver qué inventamos que parezca una emergencia y te paso. Bueno, el dolor es mucho. Sí, pero ellos no consideran el dolor como una emergencia. Ptrrrr.
Llegué al hostpial y vi como la doctora corría para subir por las escaleras que llevan a las aulas de clase. Esperé justo a un lado de ellas para ver cómo la joven doctora decendía y así interceptarla, abordarla de inmediato y hacerme notar. ¡Doctora!. Hola, en seguida te paso. Bueno -cara de "nuevamente con el 'orita te paso, mhm"-.
Media hora más tarde noté que las baterías del MD se acababan. Chin, pensé, y yo que grabé este especialmente para hoy. Salió la doctora pero para llamar a consulta a un paciente, luego a otro, y así hasta que, como a la siguiente media hora, cuando el reloj marcaba la una, con su mirada ella me buscaba. ¿Yo? Si, pasa.
Ahí fui. En el camino, como de cuarenta pasos (jijiji), mandé unos mensajillos para avisar a quienes cordialmente pudieron estar ahí cuando todo esto parecía no otra cosa que una gran farsa, y me senté. La verdad es que siempre me han parecido cómodos los sillones de dentista, pero ahora eso parecía un instrumento de tortura, como los de aquel video de The Offspring.
Resultó que mi doctora, fresa pero linda, no me iba a operar. En su lugar, la doctora del sillón de junto, menos fresa pero igual de chismosa que la otra. Prendí el MD que apagué pa que rindiera la bat. Te va a molestar, te va a doler, vas a sentir presión aún y con el efecto de la anestesia. Apagué el MD y respirpe profundo. Ya conseguí el artículo, dijo mi originalmente doctora, pero soy Judas y no se los prestaré. ¿Ya viste? (señalando a un doctor galán asomarse por la ventana del segundo piso). Comienza el cuchicheo mientras siento la inyección en el paladar.
A ver, ¿esto duele? Mhhnnhho. Oooooquei, ¿aquí? Dime cuando te duela para ponerte más anestesia. No, así está bien. Aaaaaa ver, un poco de presión...más presión...-gemido de dolor- Tranquilo, aquí viene, ya está flojita, ya casi sale...liiiiiistooooo.
Listo yo, sin mis dos molares superiores, con un depósito bancario que realizar, y la boca entumida, con dos enormes gasas tapándo las heridas y evitando el derrame sanguíneo. Listo yo, sobre el puma y en el micro rumbo a mi casa. Listo yo, que compré una sopa de pasta pa poder comer.
Por cierto, mis molares resultaron toda una atracción de circo. ¿Quieres verlos? Bueno. Mira, lo normal es que sean dos raíces juntas en forma de cono. Las tuyas tienen tres y están chuecas, ¿qué hacemos con ellas? Tíralas, no las quiero, pa eso me las quité.
Estas fueron las rolas que sonaron durante la extracchon:
- To the end, de Blur.
- The skin of my yellow country teeth, de los
Clap your hands say yeah (nombre más apropiado, jamás).
- Is this love, ibíd.
- El track 4 del primero de CLINIC (no sé como se llama).
- Never get old, de David Bowie.
Y ya. No había notado que fue muy poco tiempo. A ver cómo me va en la cirugía...
Soundtrack que faltó (pero estará ahí el viernes):
- The hand that feeds, de NIN.
- Fillip, de Muse.
- This fire, de Franz Ferdinand.
- Getting high, de Ian Brown.
- Sometimes, de My bloody valentine.
- Monster in the parasol , de QOTSA.
- The lost art of keeping a secret, ibíd. (por lo de no poder hablar).
- Orange crush, de REM.
P.D. Solía pensar que los dentistas eran gente bien guapa, pero luego de ir tres días seguidos al hospital del posgrado, he llegado a la sigueinte contundente conclusión: si yo me pusier uniforme y me relamiera el cabello, me vería también irremediablemente guapo. Pero guapo-aburrido. Buuuuuh.
Hablé con la doctora Valle la noche de ayer: mira, mañana a mí me toca guardia, pero ve como a las doce y a ver qué inventamos que parezca una emergencia y te paso. Bueno, el dolor es mucho. Sí, pero ellos no consideran el dolor como una emergencia. Ptrrrr.
Llegué al hostpial y vi como la doctora corría para subir por las escaleras que llevan a las aulas de clase. Esperé justo a un lado de ellas para ver cómo la joven doctora decendía y así interceptarla, abordarla de inmediato y hacerme notar. ¡Doctora!. Hola, en seguida te paso. Bueno -cara de "nuevamente con el 'orita te paso, mhm"-.
Media hora más tarde noté que las baterías del MD se acababan. Chin, pensé, y yo que grabé este especialmente para hoy. Salió la doctora pero para llamar a consulta a un paciente, luego a otro, y así hasta que, como a la siguiente media hora, cuando el reloj marcaba la una, con su mirada ella me buscaba. ¿Yo? Si, pasa.
Ahí fui. En el camino, como de cuarenta pasos (jijiji), mandé unos mensajillos para avisar a quienes cordialmente pudieron estar ahí cuando todo esto parecía no otra cosa que una gran farsa, y me senté. La verdad es que siempre me han parecido cómodos los sillones de dentista, pero ahora eso parecía un instrumento de tortura, como los de aquel video de The Offspring.
Resultó que mi doctora, fresa pero linda, no me iba a operar. En su lugar, la doctora del sillón de junto, menos fresa pero igual de chismosa que la otra. Prendí el MD que apagué pa que rindiera la bat. Te va a molestar, te va a doler, vas a sentir presión aún y con el efecto de la anestesia. Apagué el MD y respirpe profundo. Ya conseguí el artículo, dijo mi originalmente doctora, pero soy Judas y no se los prestaré. ¿Ya viste? (señalando a un doctor galán asomarse por la ventana del segundo piso). Comienza el cuchicheo mientras siento la inyección en el paladar.
A ver, ¿esto duele? Mhhnnhho. Oooooquei, ¿aquí? Dime cuando te duela para ponerte más anestesia. No, así está bien. Aaaaaa ver, un poco de presión...más presión...-gemido de dolor- Tranquilo, aquí viene, ya está flojita, ya casi sale...liiiiiistooooo.
Listo yo, sin mis dos molares superiores, con un depósito bancario que realizar, y la boca entumida, con dos enormes gasas tapándo las heridas y evitando el derrame sanguíneo. Listo yo, sobre el puma y en el micro rumbo a mi casa. Listo yo, que compré una sopa de pasta pa poder comer.
Por cierto, mis molares resultaron toda una atracción de circo. ¿Quieres verlos? Bueno. Mira, lo normal es que sean dos raíces juntas en forma de cono. Las tuyas tienen tres y están chuecas, ¿qué hacemos con ellas? Tíralas, no las quiero, pa eso me las quité.
Estas fueron las rolas que sonaron durante la extracchon:
- To the end, de Blur.
- The skin of my yellow country teeth, de los
Clap your hands say yeah (nombre más apropiado, jamás).
- Is this love, ibíd.
- El track 4 del primero de CLINIC (no sé como se llama).
- Never get old, de David Bowie.
Y ya. No había notado que fue muy poco tiempo. A ver cómo me va en la cirugía...
Soundtrack que faltó (pero estará ahí el viernes):
- The hand that feeds, de NIN.
- Fillip, de Muse.
- This fire, de Franz Ferdinand.
- Getting high, de Ian Brown.
- Sometimes, de My bloody valentine.
- Monster in the parasol , de QOTSA.
- The lost art of keeping a secret, ibíd. (por lo de no poder hablar).
- Orange crush, de REM.
P.D. Solía pensar que los dentistas eran gente bien guapa, pero luego de ir tres días seguidos al hospital del posgrado, he llegado a la sigueinte contundente conclusión: si yo me pusier uniforme y me relamiera el cabello, me vería también irremediablemente guapo. Pero guapo-aburrido. Buuuuuh.