28.9.05

Ahora menos me va a gustar la escuela

A mí me gusta tanto viajar, que hasta siento que viajo cuando voy en peseros y cualquier otro transporte público no subterráneo.
Justo en cuanto salgo del conjunto habitacional donde ahora vivo (proximamente peda de inaugureichon), pasa el camión que me deja presto en la puerta de la unam, a un ladito de la estación del metro universidad. Me encanta la idea de cruzar la entrada de Villas del pedregal y no tener que levantar mi bracito para que se abra la puerta del camión y subir para comenzar mi jornada diaria. Lo que no me gusta es que pasen cinco minutos y el camión no haya avanzado ni cien metros por estar atorado en el periférico detenido.
Hoy encontré una ruta alternativa, por la cual hago mucho menos tiempo con tan sólo caminar unas cuantas cuadras y tomar un pesero que se lanza por otro camino. Pero ni la ruta tardada ni la que es más rápida se comparan a los cinco minutos que hacía de mi ex casa a la escuela. Sin embargo, el camino nuevo permite una mayor contemplación de los alrededores de periférico sur, así como un poquito más de tiempo pa revisar el periódico antes de entrar a clases...

...
...qué palabra tan rara esa de clases. Espero no aburrirme pronto, aunque me deje de interesar la escuela por fijarme más en el camino hacia ella.

27.9.05

No tengo luz y tengo bolsas y maletas de cosas por todo mi cuarto...

... Pero al menos YA TENGO CUARTO PROPIO. Qué felicidad. Aunque me sigue dando nervios eso de tener cçque convivir con gente nueva, adaptarnos todos a las necesidades de la casa y eso, además del estress de desempacar y encontrarle lugar a todas mis chunches. Seguramente en la basura del edificio aparecerá pronto la tonelada de fotocopias que no necesito porque son de cuando iba en segundo semestre de la carrera, y alguna que otra cosa como papelitos o cartleras del CCU de hace dos años. Me daré el lujo de aventarlas desde lo más alto del edificio, me va a desahogar.

20.9.05

Me da mucha flojera mudarme

Consejos pràcticos por favor, ¡¡¡por favorrrrrrrrr!!!

19.9.05

Not everybody gets corrupted

Desde que me ando cambiando de casa, las cosas ya no son las mismas. Un enjambre de mosquitos invade mi baño, debo de tirar ese sucio trapeador. Los niños de las calles aledañas se han vuelto más piromaniacos que nunca; en los tres años que llevo aquí, jamás me había tocado verlos atentar contra la vida y la propiedad de los conductores que a diario cruzan el eje 10 sur. Es más, "el quichi" ya no ladra, se tira abriendo sus cuatro patas y lame el suelo como personaje de García Márquez; cuando lo encierran golpea la puerta al ritmo de tres golpes cada diez segundos. - Mira nomás, y ya te vas-, me dijo mi vecina cuando dieron las doce y se terminó una larga charla sobre la vida y la gente, luego de que mi cabeza se estrujara por no saber qué haría con la puerta asegurada y mis llaves bien dispuestas sobre la cama. Afortunadamente ella si vió los tornillos que detenían los cristales de la puerta y me sugerió sacarlos con una herramienta. Así fue como comenzamos a platicar. Sana costumbre la mía de dejar las cosas para el último. - ¿Cómo ves Mitzy, que Ale se va? ¿Qué fresco, no?-. Chale.


13.9.05

Extasis cartesiano

Yo no estoy en este blog, no creo. Yo estoy allá donde olvidé apagar el boiler y cerrar mi casa. ¿O acaso estoy en el cine, todavía, ayer cuando me dormí por el dolor de cabeza, desparramado en cuatro asientos del cinemex de Cuicuilco? ¿O aquí todavía con el dolor de cabeza? No, no, no, ya sé, yo creo que estoy ahí donde mis ojos se abrieron y mis cejas se levantaron, justito después de haber estado frente a la prima de raúl cuando me dijo: es sinusitis.

O, a ver, se me hace que ya...aaaah, no, ya sé, estoy aquí, asustado, sintiendo que me muero ahogado porque la nariz se me tapa y la cabeza se me achica. ¿O no?

No, hipocresía no.

Algunos se sorprenden de que a mi madre yo le hable de usted. A ellos y a la gente que es cercana a mí en confianza, edad (y otras cosas), les hablo de tú. Si de cercanía se trata, entonces esa costumbre mía de hablarle de usted a algunas personas se debe a que prefiero mantener distancia; el problema viene cuando quiero mantener distancia con gente cercana a mí en edad (y otras cosas).

El domingo en la biblioteca central se sienta junto a mí un tipo, - amigo, ¿no te interesa comprar un libro?- -no, gracias-. Volví a mi lectura, aunque el periódico no se ponía ni así de interesante, pero el tipo no se iba. - Barato, a diez pesos-. La sangre me subió como torrente levantando este par de cejas. - No, gracias-, y me fui. Me fui y me fui a acabarme mi café y seguir leyndo el periódico en otro lado, pero muy asustado.

Tengo alma, pero no soy un soldado.

La belleza está donde uno la encuentra.