31.10.08

SI ME MUERO

NO ME TIREN AL MAR, NI COMPLETO NI EN CENIZAS. TAMPOCO ME ENTIERREN, NI ME DESTACEN. MEJOR, HÁGANME DE CHOCOLATE.



CALAVERITA CINÉFILA.

30.10.08

¡PAUSA!



Cualquiera que pruebe el pastel de elote bañado en miel de mezcal de la mezcalería que está donde estaba Los bigotes de Carranza, dejará el plato así o más impio que esto.


UFF

27.10.08

Tengo una amiga que se llama Florencia. Es muy bella, inteligente y simpática, como las que no hay ni en el concurso DENÚNCIALA, de Nuestra Belleza México. Pero, cada que un chico lindo intenta ligar con ella, o al revés, se repite la historia:

- ¿Cómo?
- Flo-ren-cia

Más menos que más, a mi lo que me pasa es:

- ¿A qué te dedicas?
- Estudio cine en la UNAM
- ¿En el CUEC? ¡Órale! ¿Es bien difícil entrar, no?
- Pues-mi-ra, más-bien-son-mu-chos-as-pi-ran-tes-por-que...

Y, entonces, un buen día te enteras que un tal Alfonso Cuarón estudiaba aquí, que por alguna extraña razón lo corrieron, entorno a lo cual se construyen una cantidad de mitos: comía en clase, hizo un corto en Inglés, se peleó con la directora, etc.

Y, entonces, el tal Cuarón se pasea un sábado por tu escuela y te dice: el chivo y yo éramos unos mamones. En nuestra generación había señores y casi pura gente que se sabía que no iba a hacer cine. Luis (Estrada), ya asistía a Ripstein y Cazals; y nosotros no íbamos a clases por trabajar y hacer cosas.

Y, entonces, un día, ps nomás ya no volvió. Tampoco sus amigos. Así, cada que respondo a qué me dedico, como que me gustaría decir otra cosa.

Pero, bueno, eran otros tiempos. Hacer cine para cuequeros era prácticamente imposible (no en sentido figurado, sino en sentido práctico), y entre Cuarteto para el fin de los tiempos y Sólo con tu pareja hubo casi doce años. Luego, entre aquella y La princesita, hay como seis. Después, pirueta tras pirueta, entre las películas que quería hacer y los encargos, tuvo que dirigir un Harry Potter para que lo dejaran hacer Niños del hombre.

Pensándolo bien, a lo mejor no está tan mal, como voy.

17.10.08

He visto a Woody Allen

El cálido departamento del desconocido anfitrión tenía unos tapices rojos. Entré cargando una chamarra negra de cuero, me sentía como recién salido de una cárcel, en algo como un reencuentro con la alejada familia. Me quedé junto a la puerta, porque no conocía a nadie. Ni siquiera sabía dónde estaba, como la primera ocasión que visité al anciano para comer.

No cerré la puerta. Me quedé junto a ella, viendo, cargando mi chamarra. Poquito después, con una férula en la mano derecha, provocando la felicidad de todos los que ya bebían vino blanco en medio de un olor a comida recién hecha (tengo mucha hambre), entró Woody Allen.

Igual que el anciano, me reconoció en cuanto me vio junto a él. Me abrazó e inmediatamente comenzó a contarme de su viaje. ¿Te vas a quedar en Morelia? No creo, me dijo. Muero por ver "Vicky, Christina, Barcelona", exclamé.

Desapareció un momento. Con una copita de vino, recorrí el lujoso pero anticuado deparrtamento, buscándolo. Se escuchaba el vals de Alexandre Desplat, como en "Birth". Por el pasillo que llevaba a las habitaciones, escuché su voz. A través de la puerta, salidos del borde de una cama, se veían las piernas de unos hombres, empantalonados en pana y enzapatados en bostonianos. Se retorcían de risa. Me acerqué hasta tocar el marco y recargarme en él para ver a mi amigo. Acostados, hechos bola, atendiendo a Woody Allen, todos sus compas -canosos, con "cabezas de cebollita", lo escuchaban.

Entre ellos, me llamó la atención uno; muchísimo, no podía soltarle el ojo intentando reconocerlo. ¡¡SANTO!! Le grité al señor Loquasto. Te admiro tanto, mucho gusto, por favor invítame a trabajar contigo...la voz se me iba desvaneciendo hasta que ya no podía hablar. Con señas, alcancé a decir que mejor me iba a la sala, que ahí iba a estar, por si me requerían.

10.10.08

Nadie sabe, nadie supo, de la vez que un hombre me amenazó de muerte por pasarme de impertinente y él de borracho.

Iba yo caminando por la calle, después de una c-ruda tarde de final cut, afinando y puliendo la edición de mi documental. Recibí una irrefutable invitación a comer pizzas con pan árabe en casa del Cuerna/Neuras/Negro, etc. Andaba yo re pobre y tenía mucha hambre, así que qué mejor que sean tus amigos los que te patrocinen el alimento.

Pero el punto es que yo iba caminando. Escuchando música y pensando en mi documental. En eso, al pasar por Diagonal San Antonio y Nicolás San Juan, en la colonia Narvarte, veo a una bella mujer peleando con un pelón borrachales -típico misógino, quien le reclamaba a la chica su amor, comprensión, perdón, compasión y todo lo demás que me provocó pensar en voz alta y murmurar demasiado alto:

TODOS LOS PELONES BARBUDOS SON UNOS BORRACHALES NEURÓTICOS

No me detuve; es más, aceleré el paso. QUÉ DIJISTE CABRÓN, A VER HIJO DE TU PINCHE MADRE PÁRATE, QUE TE PARES PENDEJO. Y que me para, el pendejo. Como de película de cárcel gringa, me agarra de la cara y me pega al muro del Extra. Me pone la mano en la pistola (la de verdad, chale), mientras seguía insultándome. Yo estaba re asustado. ASÍ QUE AHORA VAS CON MI ESPOSA Y TE DISCULPAS, EH PENDEJO.

OOOYE, PUES ES QUE QUERÍA PEDIRTE UNA DISCUUULPA POR HABER DICHO COSAS QUE NO QUERÍA. TU MARIDO TE QUIERE MUCH...¡¡¡CLARO QUE LA QUIERO, PENDEJO, ES MI ESPOSA Y SABE QUE LA QUIERO!!!

Muchas gracias, no te preocupes -ambos nos mirábamos con cara de este pendejo se salió con la suya, sintamos compasión por él; pero déjamelo a mí, sentí que me dijo, no es la primera vez.

8.10.08

Deberia estar "trabajando"...

Pero mi mejor amiga se siente viva y yo me siento muy triste. Ella dice que se sintió muy viva recientemente gracias a una canción, un libro y una película. En el CUEC, los alumnos experimentamos muchas etapas depresivas: la de la preproducción, la del rodaje, la de la post, la de tengo que trabajar para seguir estudiando y pagar mi corto y la de chin, no tengo nada qué hacer. Yo me siento muy triste porque no hay nada que ocupe mi mente como para distraerme de mi soltería, mi pobreza, mis conflictos con la creatividad y con la escuela.

Sin embargo, no dejo de sentirme vivo. He sentido muchas ganas de morirme, pero siempre hay algo que me recuerda que no vale la pena pensar en el suicidio, si de todas formas hemos de morir algún día. Es como si construyera para mí un pensamiento del tipo: Ni la vida ni la muerte valen la pena, sino todo lo que está en medio de ellas.

Lo que está en medio de la vida y la muerte es una constante renovación de la mente, así que mejor MENTE FELIZ. Mi mejor roomate me ha enseñado que todo es impermanente, que nada existe como lo percibimos, ni siquiera nuestro cuerpo ni nuestra mente. De manera burda, yo aplico esa gran enseñanza del Dharma al cotidiano presente, logrando sobrevivir a las presiones de la escuela, el trabajo y las relaciones de pareja.

Antier, robé el ipod de una amiga por unas horas. Mientras ella llenaba reportes de continuidad, yo bailaba y me entristecía con cada canción que surgía. "Estás loco", se reía Sandra de mi. "No te creo que estés triste, tú nunca estás triste". Pero es verdad: no me gusta perturbar a nadie con mis perturbaciones. Mente feliz, me repito.

"Hace mucho que no lloro", le dije a Sof una vez, hace muchos años (bueno, como cuatro). "Nunca te he visto sentir algo verdadero", me respondió ella, al respecto. Yo me enojé: ¿cómo que "algo verdadero"? Pero es cierto: estamos acostumbrados a sentir el melodrama como verdadero, porque nos aísla más que la supuesta felicidad, a pesar de que las dos son perturbaciones de la mente.

Pero, bueno: Entre que quiero con un ouei que parece va a ser empresa difícil de conquistar, y que las cosas se están moviendo muy despacio en estos días, he sentido ganitas de llorar, de tocar el fondo de la tristeza. Me induzco al llanto con cancones que según yo son para tender lágrimas y mocos, pero no. Pienso en mis amigos (del cineclub, del blog, del ambiente, de la escuela, etc.), escucho una ridícula canción vieja (como de Grease o Baccará), y me excito con las perturbaciones de la felicidad.

Me vuelvo ilógico y comienzo a darme cuenta que no comprendo ni la tristeza ni la felicidad. Que no hay que comprenderlas ni buscarlas, mucho menos provocarlas. Por eso: NO HAY QUE SER PATÉTICOS, SINO SENTIRSE PATÉTICOS. Que el patetismo nos tome por sorpresa, que los fondos del llanto y la carcajada lleguen espontáneos, como el más bello de los romances o la más profunda de las epifanías.

Ya estoy feliz de nuevo.

He perdido un premio...

Pero siento que he hecho un nuevo amigo. Haciendo caso a la convocatoria del IMJ, muy presumido, metí un archivito con mis logros académicos, pa ver si me ganaba los 130 mil pesotes que otorga el gobierno. El sobre amarillo le contenía lo que viene siendo: Mi certificado de primaria con 9.6, el de la secun con 9.5, el de la prepa con 9.2, el de la facu con 9.4, la tesis de licenciatura, el acta aprobatoria con mención honorífica, las constancias de participación en coloquios, encuentros y seminarios de análisis cinematográfico, y harta colaboración con revistas y periódicos, siempre escribiendo sobre cine de la manera más académica posible. Pero NADA de eso pudo contra las habilidades, conocimientos, viajes y actual residencia nórdica del rebelde con causa Andrés Gómez, a quién podemos ver en la siguiente foto:


El gobierno de Felipe Calderón prefirió reconocer los méritos académicos de un matemático, antes que los de un cineasta; prefirió premiar a un ouei que vive y estudia fuera del país, en lugar de premiar el sacrificio de quién eligió mantenerse en suelo patrio por el bien de las películas de su nación (¡¡¡NOT!!! Lo mío fue producto de las circunstancias). Y, finalmente, el gobierno de Felipe Calderón otorgó, gracias a sus méritos como estudiante, un chequesote (que yo hubiera utilizado para comprar una compu, una cámara y abrir un bar gay), a alguien que siento muy cercano a mí desde ahora, porque si yo hubiera estado en su silla, muy probablemente no hubiera sido capaz de lo que él, pero sí de murmurar para mis adentros algo muy parecido.

Felipe Calderón: Gracias a mi gobierno, los jóvenes ahora son capaces...
Andrés: ¡¡ESPURIOOOO!!
F. C.: (Riendo, el pobrecillo, tan ingenuo, tan estúpido, tan tristemente listillo) de expresarse libremente.

Felicidades a Andrés Gómez (manito, no seas malo, móchate con unos 30 varitos pa mi mac). Y felicidades a las asociaciones que se beneficiarán de su cheque (me rrrrrrrRRRGGGRRGGGRRrrregocijo, cuántos méritos).

7.10.08

Érase una vez...

Las playas mexicans son una promesa; todas empiezan como el próximo paraíso, el rincón escondido apenas encontrado, y terminan siendo un pedo de contaminación y oportunismo muy cabrón. Apenitas acabo de volver de cobrar un premiesito que me gané, una deliciosa estancia en un hotelillo exclusivísimo (na' más estábamos mi compa el Sebas, Luis García "connato de ex futbolista", su chava de entonces y yo), cerquitita de Acapulco. Afortunadamente, porque nos CAAAAAAGA Acapulco, estuvimos lejos del puerto. Pero tengo un amigo que quiere dedicarse a la gastronomía allá porque cree que aún hay posibilidades de desarrollo y progreso en esa ciudad con playa que, a estas alturas, ya está más pasado de moda que su chingada.

Igual va a suceder con Los Cabos, Puerto Peñasco, y todos esos sitios que ahorita están chidos pero luego van a tener un mar más negro que la noche.

Ahora, yo nunnnnca me he puesto a apoyar causas ambientalistas en la onda "Greenpeace". Muy al contrario, me preocupo dentro de mis márgenes de turista preocupado por el ecosistema, pero que viaja con cien pesos.

Sin embargo, los de Greenpeace abrieron un blog pa denunciar todos estos pedos de las costas mexicanas. Ahí nomás se los paso pa que lo chequen, que está re bueno.

www.travelbaja.org

Y a por el turismo sustentable.

Tengo alma, pero no soy un soldado.

La belleza está donde uno la encuentra.