29.3.06

El soundtrack de mis extracciones molares

Al final de cuentas, resultó que la muela que de verdad me molesta está infectada de un como-se-diga, por lo que debo tomar un antibiótico carísimo (que hasta con el doctor simi es caro) y ese analgésico de nombre tan cagado: ketorolaco.

Hablé con la doctora Valle la noche de ayer: mira, mañana a mí me toca guardia, pero ve como a las doce y a ver qué inventamos que parezca una emergencia y te paso. Bueno, el dolor es mucho. Sí, pero ellos no consideran el dolor como una emergencia. Ptrrrr.

Llegué al hostpial y vi como la doctora corría para subir por las escaleras que llevan a las aulas de clase. Esperé justo a un lado de ellas para ver cómo la joven doctora decendía y así interceptarla, abordarla de inmediato y hacerme notar. ¡Doctora!. Hola, en seguida te paso. Bueno -cara de "nuevamente con el 'orita te paso, mhm"-.

Media hora más tarde noté que las baterías del MD se acababan. Chin, pensé, y yo que grabé este especialmente para hoy. Salió la doctora pero para llamar a consulta a un paciente, luego a otro, y así hasta que, como a la siguiente media hora, cuando el reloj marcaba la una, con su mirada ella me buscaba. ¿Yo? Si, pasa.

Ahí fui. En el camino, como de cuarenta pasos (jijiji), mandé unos mensajillos para avisar a quienes cordialmente pudieron estar ahí cuando todo esto parecía no otra cosa que una gran farsa, y me senté. La verdad es que siempre me han parecido cómodos los sillones de dentista, pero ahora eso parecía un instrumento de tortura, como los de aquel video de The Offspring.

Resultó que mi doctora, fresa pero linda, no me iba a operar. En su lugar, la doctora del sillón de junto, menos fresa pero igual de chismosa que la otra. Prendí el MD que apagué pa que rindiera la bat. Te va a molestar, te va a doler, vas a sentir presión aún y con el efecto de la anestesia. Apagué el MD y respirpe profundo. Ya conseguí el artículo, dijo mi originalmente doctora, pero soy Judas y no se los prestaré. ¿Ya viste? (señalando a un doctor galán asomarse por la ventana del segundo piso). Comienza el cuchicheo mientras siento la inyección en el paladar.

A ver, ¿esto duele? Mhhnnhho. Oooooquei, ¿aquí? Dime cuando te duela para ponerte más anestesia. No, así está bien. Aaaaaa ver, un poco de presión...más presión...-gemido de dolor- Tranquilo, aquí viene, ya está flojita, ya casi sale...liiiiiistooooo.

Listo yo, sin mis dos molares superiores, con un depósito bancario que realizar, y la boca entumida, con dos enormes gasas tapándo las heridas y evitando el derrame sanguíneo. Listo yo, sobre el puma y en el micro rumbo a mi casa. Listo yo, que compré una sopa de pasta pa poder comer.

Por cierto, mis molares resultaron toda una atracción de circo. ¿Quieres verlos? Bueno. Mira, lo normal es que sean dos raíces juntas en forma de cono. Las tuyas tienen tres y están chuecas, ¿qué hacemos con ellas? Tíralas, no las quiero, pa eso me las quité.

Estas fueron las rolas que sonaron durante la extracchon:

- To the end, de Blur.
- The skin of my yellow country teeth, de los
Clap your hands say yeah (nombre más apropiado, jamás).
- Is this love, ibíd.
- El track 4 del primero de CLINIC (no sé como se llama).
- Never get old, de David Bowie.

Y ya. No había notado que fue muy poco tiempo. A ver cómo me va en la cirugía...


Soundtrack que faltó (pero estará ahí el viernes):

- The hand that feeds, de NIN.
- Fillip, de Muse.
- This fire, de Franz Ferdinand.
- Getting high, de Ian Brown.
- Sometimes, de My bloody valentine.
- Monster in the parasol , de QOTSA.
- The lost art of keeping a secret, ibíd. (por lo de no poder hablar).
- Orange crush, de REM.


P.D. Solía pensar que los dentistas eran gente bien guapa, pero luego de ir tres días seguidos al hospital del posgrado, he llegado a la sigueinte contundente conclusión: si yo me pusier uniforme y me relamiera el cabello, me vería también irremediablemente guapo. Pero guapo-aburrido. Buuuuuh.

28.3.06

¿Qué tal que el desierto jamás supo que existía el agua de lluvia?

No me gusta estar en la calle cuando llueve. No me gusta que llueva cuando es sobre mi cabeza. No me gusta mojarme porque llueve, pues. En Chihuahua nunca llueve, es desierto.
Lo que sí me gusta es, no: si estoy en una ventana y llueve, me relajo. No siento nada, ni me gusta necesariamente. No hay peligro que me asuste. Nomás me tranquiliza, dejándome quieto o sorprendiéndome, si lo que se aprecia es una tormenta.
El desierto, desprovisto de lluvia. Si alguna vez la conoció, a lo mejor y fue todo lo contrario a un placer. Y entonces "te extraño como los desiertos extrañan la lluvia" se vuelve ilógico. Hasta que, repentinamente, la lluvia se vuelve fortuita, como la lluvia en el árido norte.

25.3.06

El Dolor

El sensible veinteañero necesita cirugía maxilofacial. El fenómeno relacionado a la consecusión de una respuesta común le ha llevado a considerar que la teoría de la relatividad se aplica también a la opinión de las personas. Sí dolerá, no no dolerá, igual y sí te duele, igual y y no.
De no haber comentarios en este post, SV tomará la desición de efectuarla en dos de las cuatro muelas del juicio, una de las cuales le ha provocado ya hinchazón del cachete derecho, mientras que por la otra que corre el riesgo de sufrir serios problemas odontológicos posteriores.
Es entonces, tiempo de reflexionar (wiiu, esto es como en Sex and the city): ¿es el dolor algo relativo, subjetivo, que cada persona experimenta de manera distinta, o de veras cuando te sacan una muela del juicio se vuelve todo oscuro y sumamente doloroso?
Algunos pares de cuádruples veces he soportado la desesperación de no poder comer, por ejemplo, casi siempre a consecuencia de mis enfermedades respiratorias, pero también debido a los apretones que el dentista le daba a los brackets (no, no hay fotos).
SV blog request: necesito saber, entonces, si es de verdad una absoluta y completa locura eso de acometer en mi persona dos extracciones molares superiores y dos cirugías maxilofaciales inferiores el mismo día, a la misma hora (que, de acuerdo con la doctora -muy joven y fresa, hay que invitarle unas chelas- en verdad será sólo una hora de cirugía y nada más), bajo la recomendación de los postgraduantes en odontología de que es mejor, pa no tener que pasar por inmensos dolores nunca más. ¿Será que sufriré dolores por partida cuádruple? Cara de susto (pero voto por las cuatro).

19.3.06

Por qué me gusta tanto el cine

Me has dejado excitado, discutir contigo la diferencia entre el gusto y la calidad de las películas me ha estimulado al punto de sentir eso que dices de no poder estar sin los dedos en el teclado y escribir un post. Por eso, va dedicado a .

No me gustó 1973. No me gustó porque hay demasiada miseria, estetizada con el grano reventado y los altos contrastes en blanco y negro. Por sus dosis de Espacios neutralizados con fondo negro y croquis de la casa como medio para describir el asesinato a través del testimonio del asesino mismo.

No me gustó porque creo que no tiene caso proponer tres historias reales llenas de problemas nada más para exponer lo muy miserables que son, sólo me provocó mucho miedo por la gente, desconfianza ante los desconocidos, y la sensación de tener una vida afortunada, aunque todavía con dolor de garganta. No me dieron ganas de saber más de ellos, mucho menos por tener que prestar atención a sus palabras con puros close ups o medium shots que pocas veces utilizaban la expresión del que no habla para así alcanzar tantita expresividad con puros gestos, sin ser estos resultados de ensayos o actuaciones.

Es cierto que no puedo sostener mi crítica hacia la forma del cine como el horizonte único para discutir sobre el tema. A lo mejor también es cierto que me gustan películas que son malas, y me disgustan películas que son buenas, si distinguimos entre lo que es bueno y lo que nos gusta. Pero prefiero no disociar, por eso defiendo que la forma, las formas del cine, son las que hacen al contenido dependiente de ellas, así como también son las que distinguen una obra cinematográfica, por cómo representa ese contenido, ante aquellos recursos a los que recurriría una novela o el teatro o una canción.

El chiste está en que no sólo haya historia ahí, sino expresión. Expresión de unos medios que sólo pueden pertenecer a ese tipo de obra y no a otra, y que si se comparten es por necesidad y no por pretención o cliché. Una película es buena cuando su historia o sus significados se estructuran en una forma sistemática pero libre, es decir lógica pero sin ataduras, sin tiranías del sentido, sin que haya obviedades ni metáforas rebuscadas o exageradamente eruditas. Lógica porque es capaz de seducir sin simplificar, porque puede ser económica en sus recursos mas no por ello pobre en su expresión.
Son tantas las posibilidades del cine, que por qué acomodarse y conformarse a la siempre ingenuamente efectiva estética de la miseria.
Hasta ahora lo que puedo decir. Te quiero, me has dejado pensando.

14.3.06

Al sensible veinteañero le dolía la garganta...

...y ahí tienen que fue a solicitar cita con el médico. Todavía le duele, sospecha que es una infección, y ha decidido no automedicarse, porque de todas formas se vuelve a enfermar de lo mismo o se pone pior. La fila era inmensa, pero avanzaba con mucha agilidad. Wow, pensó, qué chido, igual y saco la cita para dentro de un ratito y me libero d'esta pena de una vez por todas. Per no. Nooooo, joven, las citas para el turno vespertino se sacan hasta las dos y media, mire, dentro de cinco minutos, fórmese por favor.
La fila volvió a ser inmensa, más que antes, y completa y absoluta más que rotundamente LENNNNNNNNTA, y tediosa como el zumbido largo de una lámpara con corto circuito.
Después de media hora, fue el turno de sacar cita para chico y chica que caminaron frente a mí mientras avanzó la fila. Quiero una cita para el Ginecólogo, dijo él (¿¿¿??? Dije yo). Lo que pasa es de que ella no es de aquí y quiere saber si puede usar mi número de cuenta para sacar cita con el doctor.
Era un chavo como de metro sesenta. Estaba guapetón, era muy delgado, casi como yo. Su cabello era muy lacio y castaño claro. Nunca le vi los ojos, pero escuché su voz de tono muy cariñoso y amable, casi casi "mangoniable". Ella era una chica rubia, de aspecto europeo, que hablaba en inglés (toing, como dicen). Ambos se comunicaban con respecto de cuestiones a cerca de las probabilidades de que se armara el chanchuyo ese de la consulta.
Primero, mientras estuvimos por largo tiempo formados, ambos mantenían sus distancias. Él con la cartilla en mano y doblando los tobillos, como cuando uno se cansa de estar de pie por mucho tiempo y quiere moverse un tantito para sentirse menos muerto, más dinámico. Ella, mientras tanto, hablabayhablabayhablabayhablaba, como yasabenquien, y decía, y preguntaba, y no se esperaba a que le respondieran, y quería, y etcé-te-ra.
Como a los quince minutos, ella se tranquilizó. Él mientras tanto le repetía el procedimiento: nada más le decimos que ya hablamos con el doctor, que él dice que no hay tanto problema en darte la consulta así. De todas formas, traemos las dos papeletas y si nos dice algo vamos por el doc y le pedimos que..bla bla bla. Ella bostezó abriendo los labios de par en par y enseñando su rosada lengua, acercándose luego a él para recargar la cabeza en su hombro (silent sigh).
Ella lo tomó del brazo y él la abrazó. Y dejaron de ser "amiguitos" para ser "amiguitos cariñosos" en la fila de Servicios Médicos. Como se las hicieron de pedo, ya no supe qué onda con su consulta, nada más quedó escrito que no iba a haber tal cosa para mí ese día; es decir, para el sensible veinteañero, por lo que tuvo que aguantarse nuevamente con sus tés con miel y limón, y los efectivísimos vasos de leche caliente, también con producto apícola alivia gargantas.
Sólo pido una cosa: no quiero oro, ni quiero plata, nomás quiero un hombro para la próxima vez que deba ir al doctor.

9.3.06

Una de cien maneras de representarse al mundo

¿Tú cuál crees que es la teoría más lógica? La generación espontánea, respondió el sensible veinteañero a sus catorce añitos. Qué será ahora de la creatividad de aquel jovenzuelo que gustaba de soñar con el surgimiento súbito de las cosas. ¿Y tú? Preguntó el profesor. ¿Yo?, preguntó la sensible catorceañera recién convertida al cristianismo más metodista. Pues..., nerviosa, bajaba la voz, pues yo creo que Dios creó a Adán y a Eva y...y todo el salón comenzó a reír y a exclamar cosas que en no cristiano significarían, más o menos, aaaaaay, qué mamona.
Pero sí, ella creía en Dios y en Cristo salvador. Antes, como a sus ocho años, también había creído que era mejor votar por ella misma que por alguien más del salón, porque nadie la convencía en las artes de la oratoria (de todas formas al final nomás tuvo dos votos, el otro fue el mío).
Ella eligió creer en leyes divinas. Yo elegí creer que las respuestas están en las leyes de los hombres y los concensos a través de las bondades del cine. Ella eligió creer que este mundo está mal de enfermo, pero a mí me gusta creer que la vida es un pic nic. El pedo viene cuando ella elige creer que lo que yo siento va en contra de sus creencias. Yo no pienso que sus creencias vayan en contra de las mías, no al menos en cuanto a lo mucho que aprecio nuestra amistad, que ya no sé si todavía conservamos. Pero yo no puedo evitar que lo que siento esté mal, ni que haya leyes que afirmen eso.

8.3.06

ES EL COLMOOO

Hoy en Cinemex se les fue la luz y la película se ralentizaba como cuando a uno se le acababan las pilas pa'l walkman. Por supuesto que reclamé mis dineros. Afortunadamente, ahí andaba un franchute dulce y guapetón pa saludar, ¡muajá!

Tengo alma, pero no soy un soldado.

La belleza está donde uno la encuentra.