
En el padrón electoral de la academia mexicana de cine se encuentran muchas personas respetables. Yo diría que unas cinco, suficientes y bastantes. Claro que, si Eminem es académico de la de Hollywood, por qué la del CCC, digo, la de México, no iba a contar con Paul Van Dyk entre sus votantes. Seguro él sí votó por El cielo dividido. Me cae que ese Dj pasado de moda sabe más del cine que sí se hace en nuestro país. Es más, me cae que es uno de los promotores de Julián Hernández en la Berlinale. Yo soy fan.
Felicidades a Guillermo Del Toro y su película. Felicidades a Maribel Verdú por recoger el premio de Isabel Coixet, por una película donde la dientona esa no tiene nnnnnnaaaddda que hacer. Felicidades al presidente de la academia, porque un aviador de tan altos vuelos no es cualquier ouei. Y felicidades a Cuarón, por aparecer sobre el escenario en la cúspide de las hipocresías, después que su película de la mamá no fue inscrita a la competencia de hace algunos años.
Felicidades a la producción del evento por el rencuentro de Molotov, quién iba a decir que un grupo de rock tocando en Bellas Artes iba a estar TAN, sensacionalmente TAN FUERA DE LUGAR. También gracias por vestir a mis compañeras del CUEC con una linda playera de grypho (las minúsculas son nuestras), nada más para luego decirles que mejor siempre ya no salían, porque el premio se pierde entre lo blanco. Ah, y muchas gracias al comité encargado de repartir invitaciones, por la presencia de Blue Demon; seguro en los óscares no faltan nunca ni Paul Hogan ni The Rock. Todo por andarle copiando a los gringos cada detalle.
Felicidades al cine mexicano, si no fuera por ustedes uno nunca quisiera salir de aquí despavorido.