3.4.07

Escribir películas


El día que me dí cuenta que ya no tengo buena memoria, conocí a Javier Solórzano. Es muy guapo, tiene muy buenas piernas. El señor corría como todos los miércoles, alrededor del Parque Hundido, donde estaba yo buscando locación para un ejercicio de la escuela. Me le uní a su carrera, él desaceleró el paso, le platiqué que ps escribo de cine y que quería que viera mis textos pa ver si le gustaban y por 'ái me recomendara con alguien. "¿Tienes buena memoria? Porque se nota que no tienes condición física", me dijo. Ignoré el insulto y afirmé que sí, que no me fallaba el coco.

Poco sabía yo. A la fecha, dudo de mi memoria, porque el señor Solórzano nunca me respondió el correo que le envié. Maldita memoria, maldita confianza.

En fin. Paradójicamente, recuerdo que, de chavito, yo sí tenía buena memoria. Es más, podía recordar películas enteras nomás de haberlas visto una solita vez. Así fue como escribí mi primer film: Psicosis, de Gus Van Sant. Neta.

Volví a casa tan, pero tan emocionado, que me senté concentrado, tomé lápiz y papel, y comencé a escribir ló que acababa de ver.

Ingenuo de mí, luego me percaté que, más sencillo, era posible comprar la pinche película sin ninguna necesidad de perder el tiempo ni la energía. Pero era un chamaquito emocionado; todavía lo soy, cuando voy al cine.

Tal vez sea que, ahora que no tengo memoria, confío mucho en ella; mientras que, cuando tenía cerebro para almacenar cosas, desconfiaba de tal capacidad. Quise preservar la película, pero no me imaginé que, más que eso, la iba a rehacer, a reescribir.

Había cosas que no podía poner en palabras. No eran emociones ni impresiones de la película como una trama o un argumento, sino asuntos de estilo, de la imagen y el sonido, de la película como cine, como formas de combinación de sus elementos. Ahí surgieron un montón de dudas.

Fue así como descubrí por primera vez el cine, por contraste con la palabra escrita. No pude escribirlo, nada más pensarlo, tenerlo en la cabeza.

Cuando Ayala Blanco tuvo en sus manos el guión que Ricardo Garibay escribió para Los hermanos Del Hierro, película de Ismael Rodríguez, igualmente se emocionó. Era la manera más cercana de tener la película en sus manos. Pero, la que él considera "la mejor película en la historia del cine mexicano", no estaba en ese guión. Lo que Ayala había visto no estaba ahí. Decepción.

Por muy bueno que el guión esté escrito, por mucho que haya ediciones suyas con todo e imágenes del rodaje, nunca será lo mismo. La película estará siempre en la cabeza de quien la concibió, y será cosa distinta en el papel, y tal vez más distinta aún en pantalla.

Menos mal que tenemos la tecnología, y la piratería, para preservar las películas. De cualquier forma, el cine nunca podrá existir sólo en el papel, afortunadamente.

4 comentarios:

Viriz dijo...

....es como escribir una poesia..solo podria ser imginada por quien la escribe.... el guionista debe ser diector, quien mejor para darle vida a la palabra con la imagen...

saludos

BUDOKAN dijo...

Coincido conque el guionista es el primer realizador de la película, de hecho siempre es bueno revindicarlos ya que es una tarea que nadie reconoce al ver un film. Saludos.

il.balan dijo...

tengo sueños que son como peliculas. si, con villanos, trama y toda la cosa. a veces soy el protagonista y otras un simple extra.
otros sueños, son más bien como una colección de fotografias que no sé como ordenar y se me olvidan pronto.

cuando la memoria me funciona bien y el sueño es "chido", suelo levantarme y escribir lo que he soñado, y me vuelvo a acostar.

pero qué decepción después al leer lo que he escrito. son cosas tan obvias.

saludos

Anónimo dijo...

No se, yo solo las veo y solo las recuerdo si hay muertos, como esa de psicosis, las dos, aunque Anne esa, no me agrada tanto como la otra, me gusta mucho evocar (así con la palabra cursi) cuando con el extinguidor le hacen cachitos la cara al amigo del Tenia en Irreversible, recuerdo cuando en Shallow Grave le deshace la cara a martillazos al que tenía el dinero y se murió de una sobredosis, recuerdo de Crash las cicatrices de Rosana Arquete ( o como se escriba ), bien bonitas en las medias de malla. Pero lo que mejor recuerdo es la cara de las muertas del silencio de los inocentes. Claro que Necromantik y Begotten las recuerdo de pe a pa... mejor no sigo recordando se me abre el apetito.

Tal vez la mala memoria radica en que uno da el salto de espectador a creador.

Tengo alma, pero no soy un soldado.

La belleza está donde uno la encuentra.