Me di cuenta de una cosa bien súper cabrona. Es mentira que se puede ver a los ojos. Estoy seguro qu ni la persona más pinche honesta del mundo es capaz de decir toda la verdad pegando su mirada a la del otro. Es mentira, y la fóvea está para comprobarlo.
En un solo punto de la Gioconda podemos concentrar la vista. En una partecita de la imagen total del puente de Brooklyn, en la manita santa de la Venus naciente, o en el cabello o en la nariz de Corre Lola Corre, pero nada más.
No se puede ver la boca completa, sino uno solo de los labios. No una palabra, sino a lo mejor una de sus letras. Una a la vez.
No se puede ver a los ojos; a lo mejor nomás uno. Cuando decía ver a los ojos, en realidad veía a una nada dispuesta por toda la faz de la mirada, oscilando el punto de atención a cada rato.
A mí me gustan tus dos ojos, por eso le campechaneo entre uno y otro cuando me sincero contigo.