Lo importante es lo que da sentido a las cosas, es decir, cómo están hechas. Pero un creador puede mantenerse apegado a esta política sólo para una de sus obras. ¿Por qué no desapegarse de ella y contradecirla, o decir otras cosas para aumentar o disminuir su sentido? Si el cine no se ha terminado, para qué una política única. Esto último también es una política.
Pasa igual con los críticos. Son igualmente libres.
El arte es el terreno que permite estas ventajosas falacias.
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