22.7.08

22 y 2-3

Los queridos cantan que a los 22 todo amor muere, pero los rubios pelirrojos cantan que en 2 o 3 segundos puede caber una posibilidad.

Según yo, 23 de Blode Redhead no es veintitrés sino dos tres, de un momento a otro. Los estímulos se presentan de inmediato y nos confrontan con nuestra capacidad de decidir. Pero, cuando cumples 22, aparentemente surge un hueco en la voluntad, y los popderes límbicos del cebrebro ignoran su paso por la corteza, hasta que de verdad no puede haber amor. A esa edad, como un fenómeno más que coincidente, se sufre un truene del cual el amor sólo puede renacer como algo distinto. El amor más allá de la química y más acá de la conciencia.

A los 23, la finitud del amor, la entrega de uno mismo hacia una relación, la conciencia de los cambios, pero sobre todo el respeto por las virtudes y defectos, confrontan la atracción con la voluntad de comenzar un romance.

Por muy jodido que parezca, al aceptar las causas con una mente controlada se crea un camino firme de consecuencias imperturbadas.

La felicidad y el sufrimiento son estados de la mente. La vida sólo es una preparación para la muerte, somos finitos igual que el mundo que experimentamos. El día, el dinero, la ropa, la carrera, la chamba, todo termina. El agua y la Tierra también se van a terminar para nosotros. Igual pasa con el amor y sus derivados, el enamoramiento y los romances.

Para que perdure, una relación requiere paciencia y ésta nos hace bellos. Pero esta virtud sólo es evidente con el tiempo, única fuente de recompensa verdadera.

Por un lado, si no hay química, está jodido. Por el otro, la química no tiene que ser previa a la conciencia. Sin embargo, cierto es que el razonamiento es producto de una experiencia que nos ha llegado a cierta edad. Está muy cabrón que dos rolas desplieguen ese proceso de renovación mental en unos versos donde cierta edad resulta claramente cierta.

Que alguien me invite a ver a Bloderedhead, ya no tengo más cama que vender (como la que vendí para ver a The Dears).

9 comentarios:

Perro Laico dijo...

Sí, me suena a que es repentino.

No sé, para mí el número chido es 21. Siempre 21. Aún me sigo topando con el 21.

Aunque recientemente salía con uno de 23. Y terminamos ayer: 21.

Mañana es 23.

¿Vamos? Es en el teatro de la ciudad, el 23 de agosto.

D♠NN‽ † DAR♪Ω dijo...

Casi super numero cavalistico , aunque no creas esta pensando en la cumplejidad de convinaciones que interfiere en la vida de las personas

Si algun dia termina el mundo , terminara un dia 23 .. y de seguro en lunes

Sa!udos

Danny Darko

Todo lo que hacemos , es prepararnos para la muerte , super !

Love doctor dijo...

Perro Laico: llévame por favorrrrrrrrrr!!!!!

Donni: No abía eso de que el mundo se va a terminar un 23. Por fas avísame pa estar prevenido, no vaya a ser que se me termine el mundo y me muera intranquilo. Eso no es muy virtuoso, jaja.

Rodrigo Pujol dijo...

:::::::Hola, Genial tu blog, pasare seguido a leerte. Un Abrazo

Silencio dijo...

No se, solo recuerdo que hace 11 años cuando tenía 22... a ver... estaba metido en una relación enfermiza que terminó en un charco de sangre, muy feo el asunto.

Anónimo dijo...

pinche amor de la jodides!!!
wackkkkk
lo bueno...es q ya no tengo ni 21 ni 23.
lo malo....ni tengo wey
chaaaalessss.
un gusto verlo hoy
lo amo harto
atte. la niña sin amor (bla bla bla)

Micro dijo...

nice!!


amo esedisco

y elhecho de que vengan a gdl

y deque esteanyo cumplo 23


me hacetemblar lossentidos

BUDOKAN dijo...

Esperemos que ese dicho no sea tan cierto, sobre todo para aquellos que ya pasamos por esa edad. Saludos!

Svetlana dijo...

Te dejo una convocatoria del encuentro nacional de estudiantes de literatura y lingüística

http://sextoenell.blogspot.com

se puede participar con ensayo academico o concursar en creaciòn literaria

OJALA TE INTERESE Y MANDES ALGO :D

Tengo alma, pero no soy un soldado.

La belleza está donde uno la encuentra.