El andar erguido,
su noble figura,
sus labios sonrientes,
su mirada intensa,
y de su discurso,
el flujo hechicero,
su apretón de manos,
¡ay!, también de sus besos.
Mi corazón pesa,
mi calma se ha ido,
ya nunca la encuentro,
ni la encontraré.
Mi pecho suspira,
suspira por él.
Pudiera ¡ay! tocarlo,
Pudira ¡ay! tenerlo,
besarlo también
tal como deseo:
así de sus besos
querría morir.
(Margarita en el trono de hilar, Goethe y Schubert)
Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar a ChatGPT
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Hasta hace un par de semanas, estaba firme en mi postura de no usar ChatGPT
para nada que no fueran cosas que no quiero que vivan en mi cabeza, temas
que...
Hace 1 mes.
3 comentarios:
Enhora buena, quién juese usté.
ay....el amor!!
saludos henchidos de felicidad por su propia felicidad!
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